‘Mother!’: ¿Amarla u odiarla?

Si algo caracteriza a Darren Aronofsky es que sus cintas siempre consiguen polarizar las posiciones respecto a las mismas películas y su quehacer como director. Tal vez sean muy pocos los que no consideran a ‘Requiem for a dream’ (2000) como una de las mejores películas de principios de siglo, pero hay otros filmes del realizador neoyorkino como ‘Black Swan’ (2010) o ‘Noé’ (2014) que sí han estado en tela de juicio planteándose una pregunta tan sencilla como compleja; ¿Son grandes obras o más bien son cintas pretenciosas que por tratar de decir mucho terminan diciendo poco?

La respuesta está por supuesto en el nivel que se examine, los argumentos llueven entre defensores y detractores, ¿Por qué los validamos o desacreditamos? Eso, curiosamente, también depende del nivel en el que se examine la cinta. Sea cual sea la posición frente a sus películas lo cierto es que por lo general logra despertar pasiones y eso directamente está relacionado con atención. Sus cintas más allá del debate  logran captar la atención -para bien o para mal- del espectador.

Su más reciente trabajo, ‘Mother!’ (2017), se encuentra en el mismo escenario desde su estreno en septiembre del año pasado. La mayoría de quienes la vieron o la amaron o la odiaron; ¿Por qué? Creo que la respuesta en este caso sí tiene una respuesta concreta y es la narrativa que Aronofsky desarrolló en este filme. Tal vez a algunos les costó más entender la metáfora, pero finalmente la entendieron y ahí, en la comprensión del argumento, fue en donde se dividieron las opiniones porque solo hay dos alternativas: o te gusta o no te gusta la forma con la que se contó la historia.

La narrativa cinematográfica, que es un sello del director, es uno de los elementos más frágiles y por ende más auténticos dentro de una cinta, pues en ella reside la propuesta estética que empaqueta el discurso. La metáfora bíblica de ‘Mother!’ despierta por sí sola opiniones y el tratamiento visual que propone Darren es escandaloso, principalmente en el momento del clímax donde los minutos de acción son sofocantes y el argumento una vez pillada dicha metáfora se hace más fuerte.

Un caso aparte es el reparto, Javier Bardem y Jeniffer Lawrence, dos actores “oscarizados”, protagonizan el filme y hacen una pareja tan extraña en pantalla que creo que esa diferencia es la que pretende el guión en sí, cada personaje funciona como un caso particular, pero cuando se juntan como que raya un poco, ¿Es intencional o es una afortunada coincidencia? Otra vez, depende del nivel en el que juzgues la cinta.

Amar u odiar las películas de Aronofsky no es más que una decisión sumamente parcializada, “te gustan o no te gustan” ahí termina por aterrizar el debate, en un ejercicio que puede ser consciente o inconsciente, al final, amar u odiar esta cinta en particular se trata de una cuestión de fe; o crees en ella o no.

 

 

                                                                    Editor: Mister DeLarge
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