Hell or High Water: La película con una cruda apología Tejana

Hell or High Water: Un Western Post-Moderno. Sí. Creo que es la mejor forma de describir a grandes rasgos esta película. Es factible entrar en una categoría nueva a partir de un escenario ya conocido. Es una apuesta, inteligente por lo demás, que viene de la mano con ejes dinámicos y moderados de comedia negra de acción.

Por qué debemos considerarla un Western? Existen los bandidos, hermanos, jóvenes con historia parental violenta, Toby y Tanner Howard, uno ex-convicto, ahora, con su objetivo claro coludido, incluyendo disputas con diferencias de opinión en el plan, una convicción férrea a su logro inminente, pero siempre cautelando el oficio ante la posible desgracia producto del acoso de la Ley. Aquí entra la figura ácida y divertida, proyectada en la relación de los representantes de la fuerza del orden, encarnada por Jeff Bridges y Gil Birmingham, que investigan/persiguen a los perpetradores de Bancos….dije asaltos? Oh sí! Un clásico elemento que nuevamente nos recuerda el fin del siglo XIX en la costa oeste de EUA. Así, el motor secundario de la historia queda entonces en evidencia desde los primeros minutos.

La fotografía se luce como un protagonista más de la mano de Gile Nuttgens.

La película se sustenta con elementos cliché actualizados, 2 relaciones, 2 parejas, antagonismos y bromas negras con una genialidad propia de escenas western, policiales y de acción como si fueran los años 70, acompañadas de una fotografía espectacular a manos de Giles Nuttgens que mantiene la atmósfera de desierto inconmensurable no sin excluir un punto importante justificable por parte de los protagonistas en su acción: Texas está sufriendo. Los bancos acaparan las tierras ante la inevitable fuerza de la crisis que empuja a punta de letreros cual ministro hipnótico, a negociar las deudas, a pedir préstamos para intentar flotar en una tierra que yace semi-espectral con un futuro a manos corporativas, de expropiación, interés, usura y arrebatos en pro de un mal necesario mayor: El Petróleo.

De manera genial, el escritor Taylor Sheridan y el Director David McKenzie, entregan una visión de las hipotecas que funcionan como un paralelo al Gobierno expropiando tierra india en el 1850. Sin embargo ahora ya no es el Gobierno, ya no son indios, es la misma gente del país que sufre el despojo de sus bienes a manos de entidades financieras.

Marcus Hamilton y Alberto Parker, los Rangers locales tras la pista de los hermanos Howard.

Aunque sea un sentimiento compartido, no debemos olvidar que la acción se desarrolla en Texas. Una tierra cuyo porte de armas es tan natural como usar Jeans a diario. Es intrínseco. Y por ello el estado de derecho se percibe con mayor fuerza. Pueden los habitantes estar molestos con los organismos usurpadores? Si señor. Lo están, pero como una zona de CowBoys, los lugareños no permiten que se asalte un banco…menos si tiene mucha gente en su interior ¿Ergo? Resistencia civil. Fuego cruzado. Un agravio a los planes por una mala decisión. La situación se pone color de hormiga lo que desencadena medidas extremas. Llegamos al clímax con bombos y platillos.

Jeff Bridges y Chris Pine desarrollan papeles con una naturalidad y maestría elegantes. No exagerados, cautos ponen el sabor que resalta el motor de una sociedad enferma, cuya esperanza se aferra a los valores simples que uno pudiera querer abrazar en su ocaso o bien en su destino anticipado por la pérdida de una esperanza inexistente que sólo sufre un cambio obligado doblegando la Ley.

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