Past Lives: La profunda simpleza de lo que no fue

Una película con una historia tan universal que es imposible no pensar en un alguien cuando la vemos. Hoy conectamos y hablamos de Past Lives

¿De qué hablamos cuando hablamos de amor?

Past Lives es una odisea del amor, del destino y de las conexiones que no conectan. Una película que trasciende las fronteras del romance convencional. Dirigida por Celine Song, la cinta narra la historia de Nora y Hae Sung, dos amigos inseparables de la infancia en Seúl que se ven obligados a separarse cuando la familia de Nora decide migrar.

Décadas más tarde, sus caminos vuelven a cruzarse en Nueva York por una breve pero crucial semana. La película explora el concepto del “In-Yun” budista coreano, que sugiere que las almas de dos personas pueden estar entrelazadas a lo largo de múltiples vidas o vidas pasadas.

Lo que más cautiva del guion y la dirección de Song, es la simpleza de algo tan cotidiano, que es imposible no verse reflejado en la pantalla. La mayoría de las personas tienen una historia de amor que por diversos motivos nunca funcionó o no se concretó, a pesar de que el amor estaba ahí.  Entonces la narrativa nos lleva a explorar la idea del amor perdido y las decisiones que marcan el rumbo de nuestras vidas.

Hay un contraste hermoso y crudo. Tan realista que duele, y por eso conectamos con la historia. Vemos contrastada en la pantalla la inocencia de la infancia con la complejidad de la vida adulta, mostrando cómo las personas cambian y las circunstancias los separan. “Ya no somos Niños” dice Nora en un momento de la cinta, donde efectivamente, hay responsabilidades, compromisos que no se pueden romper, porque uno ya eligió el rumbo de su vida.

Y quizás para los más románticos o los más idealistas como Hae, según Nora, que se lo dice cuando le plantea la idea de que él tenga un matrimonio, la opción más arriesgada sería la mejor. Solo dar el salto y cambiarle el curso al destino. Pero ahí está lo crudo que se muestra tan sutilmente en Past Lives. Hemos decidido no tomar tantas decisiones por miedo o por seguir las reglas, que hemos perdido infinidades de destinos que podrían tenernos en otra parte, pero para bien o para mal, aquí estamos. Conectando con las desconexiones que perdimos.

Las actuaciones de Nora (Seohyun Kim) y Hae Sung (Yoo Teo) son conmovedoras y logran transmitir la profundidad de la conexión entre los personajes. Entre miradas y silencios se puede decir todo.

Es una película que visualmente no llega a ser cautivante, pero tiene su razón de ser. La cinematografía utiliza planos detallados y escenarios urbanos que reflejan la cotidianidad de la vida misma. Hae va por primera vez a Nueva York, pero las tomas no engrandecen la ciudad, porque toda la atmosfera es parte de la vida misma, de la cotidianidad, de lo común, de lo vivido, y no de lo soñado.

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