“La maleta de mi padre”: la necesidad de las novelas

Orhan Pamuk (Estambul, Turquía, 1952), Premio Nobel de Literatura narra en este breve libro traducido por Rafael Carpintero sobre su relación con su padre más allá del lazo familiar, reflexionando sobre la literatura —en especial las novelas—, haciendo una analogía con su país y la relación Oriente-Occidente.

 
“A pesar de mi edad, yo seguía queriendo que mi padre fuera solo mi padre, no un escritor” (P. 14)


En este tono cercano y sencillo, Pamuk habla del trasfondo del oficio de la escritura; las motivaciones del escritor, su necesaria soledad, y cómo todos esos procesos finalmente llegan a la pregunta de qué es la felicidad, en dónde uno le encuentra sentido a la vida. Pamuk se compara con su padre quien también escribía pero en secreto, sin arriesgarse, sin tener que cargar con los estigmas sociales de los escritores. Su padre, dos años antes de morir, le dejó una maleta con todos estos escritos para que él los leyera después de su muerte. Un hecho poético que representa la esencia de la Literatura.


Le siguen a este primer relato “El autor implícito” y “En Kars y en Frankfurt”, el primero leído al recibir el Premio Puterbaugh el 2006, y el segundo al recibir el Premio de la Paz de la Unión de Libreros Alemanes en 2005. En ellos Pamuk profundiza en los temas anteriores y aborda la necesidad de las novelas o más bien ese momento de estar encerrado y alejado del mundo, sumergido en la imaginación. Este es un espacio donde se puede recuperar la inocencia infantil y reconfigurar, a partir de nuestras heridas ocultas y lo que nos avergüenza, un mundo que nos permite entender a los demás. Para Pamuk, la Literatura es una necesidad, una medicina, una adicción, es lo que le permite lidiar con las carencias de su vida al mismo tiempo que le entrega felicidad y culpa.

“La maleta de mi padre” es un bello libro que nos permite entender y reflexionar sobre la importancia de la escritura, un arte que permite construir realidades que nos reflejan como sociedad desde lo más íntimo, donde se forma un universo imaginario único entre las palabras y el lector donde podemos enfrentar nuestras heridas y vergüenzas al mismo tiempo que descubrimos nuevos mundos.

“La novela me ha enseñado que el compartir con los demás esa vergüenza que nos gustaría mantener en secreto puede hacernos libres”. (P. 84)

Por Jorge Yacoman

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