El pasado 3 de diciembre La Casa de Papel (Netflix; Álex Pina, 2017-2021) estrenó la segunda parte de su quinta temporada y con ello cerró con broche de oro la historia del robo más osado de la historia de España. Ya hemos leído artículos, visionado adelantos y evidenciando el fiestón madrileño en la premiere del estreno, en donde se confirmó el spin-off (2023)sobreBerlín interpretado por Pedro Alonso; de modo que intentaremos no generar interpretaciones que permitan magnos spoilers.
Ya todo está dicho para el grupo de liderado por El Profesor (Álvaro Morte). En las temporadas anteriores y en el comienzo de esta última, hemos perdido a dos personajes importantísimos. Por un lado, Nairobi (Alba Flores) fue abatida en una de las escenas más recordadas de la cuarta temporada; por otro, Tokio (Úrsula Corberó) murió trágicamente mientras se despedía de Río (Miguel Herrán). Una de las grandes preguntas giraba en torno al cómo iba ser narrado el final de la temporada, ya que la voz en off pertenecía a la protagonista ahora muerta. Sin embargo, la propuesta final poco a poco inhibió la voz de Tokio para luego recuperarla en los momentos en donde debían explicarse los planes del profesor o las emociones más profundas de algunos de los personajes. En definitiva, el asunto no fue tan drástico en comparación a las expectativas que giraron en torno a este punto.
Más allá de los fanatismos y del furor mundial que generó la serie, es notable observar cómo en esta última ocasión se ha recuperado la esencia de los comienzos. Definitivamente el final es un buen final, bastante justo con la trama (aunque voladísimo) y con hermosos giros inacabables.
No todos tuvieron la misma presencia en pantalla. Se priorizaron aspectos puntuales de algunos personajes, como los flash-backs de Berlín (en vistas a su spin off), la relación entre Denver (Jaime Lorente) y Estocolmo (Esther Acebo) o los motivos psico-biográficos de El Profesor que lo llevaron a concretar el robo del Banco de España. Pero, sin duda, la carta ganadora de esta última temporada fue la transformación en el personaje de Najwa Nimri, Alicia Sierra, y su acercamiento al personaje de Álvaro Monte. Sencillamente ha sido uno de los grandes motivos que hacen funcionar a este cierre de la serie. La interpretación de Najwa nos regala ese vuelco emotivo y una compleja recuperación de confianza en una escena de sillón junto a Monte que hipnotiza. En los episodios finales, Alicia Sierra llora pero, sobre todo, ríe (sinceramente).
Otro gran logro de este final fueron los momentos epifánicos del profesor, en donde admite su identidad, se reconoce y le hace frente a sus fantasmas, catapultado por una conversación con Lisboa (Itziar Ituño) que hizo emocionar a más de uno. El argentino Rodrigo de la Serna interpretando a Palermo tomó presencia como una de las mentes fundantes del gran plan, un personaje que seguramente seguiremos viendo en el 2023.
Y aunque se haya sobre-romantizado el robo y varios de los vínculos entre los personajes, los fanáticos de LCDP están eufóricos con el final. A un día de su estreno, la serie es la más vista de Netflix a lo ancho del mundo. Sin duda, la resistencia ha despertado otro fenómeno social que excede a las producciones del titán mainstream. Con un final acorde y un montaje bien trabajado, llegó el momento de decirle adiós a la banda.
Por Carla Duimovich Nigro
