Los Hiperbóreos: León y Cociña rumbo a Cannes 2024

Conversamos en exclusiva con la actriz Antonia Giesen y las brillantes mentes detrás de Los Hiperbóreos, Cristóbal León y Joaquín Cociña.

En el fascinante universo cinematográfico de Cristóbal León y Joaquín Cociña trae Los Hiperbóreos. El trabajo de los directores presenta la realidad que se transforma en un lienzo onírico donde lo extraño y lo cotidiano se entrelazan con la historia. Sus obras, cargadas de simbolismo, humor negro e importantes hechos históricos, ha conquistado a la crítica y al público internacional, posicionándolos como una dupla de cineastas más singulares y prometedores de su generación.

Su trayectoria conjunta se remonta a más de una década, tiempo en el que han cosechado reconocimientos en festivales de renombre como Locarno, Rotterdam y Venecia. Entre sus trabajos más destacados se encuentran “La casa lobo” (2018), la historia en stop motion de una joven que escapa de una colonia alemana, y “Los Huesos”, producida por Ari Aster, un cortometraje que emula el desentierro de dos figuras históricas de Chile: Diego Portales, impulsor e ideólogo de la Constitución de 1833, y Jaime Guzmán, padre de la Constitución de 1980. 

Su colaboración con Ari Aster y el video musical para “Thin Thing” de The Smile, la nueva banda de Thom Yorke, ayudó a consolidar la trayectoria de León y Cociña, cautivando a la audiencia con su estética oscura y surrealista.

Este 2024, León y Cociña regresan con su nuevo proyecto, “Los Hiperbóreos”, una película que promete sumergirnos en una travesía épica por los confines más remotos del mito y la leyenda. Su estreno mundial tendrá lugar en la Quincena de Realizadores del Festival de Cine de Cannes, una plataforma reconocida por descubrir y dar voz a talentos cinematográficos únicos.

En esta entrevista exclusiva, tendremos la oportunidad de adentrarnos en la mente creativa de estos dos artistas excepcionales, explorar sus procesos creativos, descubrir las inspiraciones detrás de “Los Hiperbóreos”.

Han construido una carrera sólida y aclamada ¿Cómo han vivido el reconocimiento internacional de su trabajo?
 
Cristóbal León: Hace como un año hicimos junto a Joaquín un mapa conceptual de las cosas que queríamos, intentando establecer prioridades a largo y corto plazo, y nos dimos cuenta de que lo que más nos interesaba era tener tiempo para hacer lo que queríamos hacer. Y creo que, si el reconocimiento es útil para eso, nos viene bien, porque nuestro objetivo es seguir haciendo lo que queremos hacer. 

Joaquín Cociña: Amamos lo que hacemos y es bello sentir que a otras personas les gusta y les parece bello también. No creo que hayamos tenido una carrera aclamada desde el principio. Pasé varios años -antes de trabajar con Cristóbal y durante los primeros años de trabajo en conjunto- en que hacía(mos) obras sin una recepción especialmente bulliciosa. Recuerdo que pensaba en aquellos años que lo importante era trabajar y tener confianza en que en algún momento eso podría tener cierto eco en otras personas. No creo que uno tenga que tener demasiada ansiedad sobre el éxito, sino trabajar con dedicación y tratando de que cada obra sea la mejor versión de sí misma. Ahora trabajamos igual, con algo más de conciencia de las y los espectadores porque nos llegan más mensajes de amor, pero es fundamentalmente lo mismo que al comienzo.  
¿Cuál es la relevancia para ustedes de ligar su trabajo a temas históricos como la dictadura?
 
Joaquín Cociña: Para mí nuestro consciente e inconsciente es profundamente político. Me cuesta ver la realidad tangible e inmaterial sin el componente político. No creo que estemos atrapados por la dictadura, pero vivimos en una sociedad modelada por esa matriz. En la Europa de la larga post segunda guerra mundial el ser una persona estaba fundamentalmente definida por la política de la guerra. En América Latina la oleada de dictaduras de los 70 y 80 nos moldearon a nivel personal y social. Es importante mirar el presente y el futuro, y para eso creo que es muy necesario y sano mirar nuestro pasado. Con Cristóbal nos gusta abordar esos asuntos, lo político, entrelazado con nuestra matriz cultural mixta, mezclada, pop e impura.   

 

Cristóbal León: Existe un debate sobre si el cine chileno se trata en su mayor parte de la dictadura o no, y yo encuentro que sí, que obvio que se trata de eso porque aún estamos atrapados en ese ciclo histórico. Es algo que se volvió aún más expresivo estos últimos años con los dos intentos fallidos por cambiar la constitución de la dictadura. La dictadura hizo un borrón cultural en Chile y se transformó en nuestro mito de origen. Este Chile en el que vivimos de alguna manera comienza ahí y por eso tenemos que hablar constantemente de eso. Es todavía nuestro gran trauma. Tenemos que ensayar nuevas miradas sobre nuestra historia Si el arte se comporta de manera obediente con los discursos oficiales, pierde el poder de remecernos. 

¿Cómo llegan a la historia de este poeta nazi Miguel Serrano?

Cristóbal León: No recuerdo cuándo escuché de él por primera vez, pero tengo la impresión de que fue leyendo a Bolaño. Que, si bien, no habla de Serrano derechamente, su figura está muy presente como un fantasma. Siento que el terror y la comedia son dos géneros vecinos, y Serrano encarna eso; es un personaje que por ser tan serio en habitar el horror, se vuelve cómico. Serrano es un personaje delirante y a mi juicio un poco ridículo, pero también genuinamente interesante y tiene algunos textos muy buenos. Es un monstruo incómodo e incontrolable y creo que eso nos atrae.

Joaquín Cociña: Serrano se nos fue metiendo en los trabajos como referencia, la primera vez, en el cortometraje LOS ANDES, del año 2012. Es una figura que nos fascina por que es difícil de definir, es un nacionalista, nazi y anti imperialista, pero estaba a favor del imperio nazi que no fue. Era conservador y radical, porfiado, místico, elitista y racista. Es un bicho raro que, de tan extravagante, es como una grieta que nos permite meternos en las atrocidades de la política y la historia en cantidades similares con la magia y el desvarío.
 
¿Cuál fue el mayor desafío a la hora de realizar esta obra?
 
Joaquín Cociña: Este es nuestro primer largometraje con actores. Fue además rodado en el contexto de una exposición que fue un rodaje abierto al público en Matucana 100. Fue un proceso catártico, porque en vez de grabar el guion que estábamos trabajando hace años, decidimos escribir un guion en un par de meses, e improvisar una producción pretenciosa y experimental… todo frente a  las audiencias de las artes visuales de Matucana 100. Fue una locura placentera y estresante por partes iguales. LOS HIPERBÓREOS ha sido una escuela en torno a  cómo filmar con actores y con un equipo de más de 30 personas. Fue, en definitiva, un reto tras otro, pero lo tomamos como un gran juego, como una broma tomada muy en serio.

 

Cristóbal León: El tamaño del equipo y el ritmo de un rodaje convencional. Somos novatos en eso y nos costó. Pero fue un lindo aprendizaje.      

¿Qué fue lo que más te pareció atractivo de Los Hiperbóreos?

Antonia Giesen: Son varias cosas. Primero el lenguaje por el cual circulan los chicos es diferente al habitual que se aprecia en el mundo audiovisual. Tienen otras pretensiones. Su capacidad lúdica, su noción del tiempo y del trabajo en equipo son particulares. Hay poco miedo en su ejecutar. Es como que les ganaran siempre las ganas de hacer, como si fuera el fin último, lo más importante del mundo, pero a la vez algo no tan importante.

En ese sentido siento que son artistas visuales que acostumbran a estar enclaustrados en su taller, se topan entre colegas, tienen su equipo de gente bastante conformado, que se quieren y se elogian las ideas más remotas, comparten opiniones, escuchan horizontalmente, y así van construyendo unas piezas geniales, en las que se permiten hasta el último momento modificar.

Me gusta que trabajen con contenidos que los interpelan, quieren decir cosas, pero entre subtextos, entre humor negro, materialidades y juego. Eso hoy en día me parece un recurso artístico y político muy interesante.

Los Hiperbóreos es una puesta en escena atrevida, porque es extraña, porque mezcla actuación humana naturalista con animación entre otras cosas, eso lo hace auténtico.  También siento que puede ser difícil de ver, porque es distinto y desafiante trabajar en un proyecto así, donde muchas veces hubo que imaginar que había ciertos personajes que no estaban o simular estar en lugares inexistentes.

Hicieron una intervención abierta al público sobre Los Hiperbóreos, ¿Por qué esta decisión? ¿Qué es lo interesante para ustedes de generar este espacio inmersivo incluso previo al estreno?
 
Joaquín Cociña: Somos artistas visuales y cineastas. Algo hermoso que pasa cuando expones el proceso de producción es que, antes de que la obra ya esté terminada, siquiera empezada, ya es una obra e interactúa con el público. Amamos entender el proceso como obra, mostrar los huesos, las entrañas de nuestro trabajo. Todos los artistas amamos nuestro taller o nuestro lugar de trabajo. A nosotros nos gusta llevar ese placer del lugar de trabajo al espacio público, para transformar la idea de exposición en un lugar de acción. Para nosotros compartir el proceso de construir una obra es probablemente la obra más bella que podemos hacer. 

Cristóbal León: Nuestra anterior película, La Casa Lobo, la filmamos en alrededor de quince centros de exhibición de distinto tipo, museos, galerías y centros culturales. La escena final de hecho la hicimos en Matucana 100. Nuestra experiencia haciendo eso cambió nuestra manera de pensar las exposiciones. Nos prometimos nunca más hacer una muestra que sea una simple disposición de objetos o videos, sino siempre hacer exposiciones vivas, que funcionen como un taller de artista, como una escuela o como una kermesse de colegio. Desde que empezamos a trabajar juntos, hemos ido mezclando prácticas de las artes visuales, del cine y la animación. En general tenemos un gran proyecto audiovisual, y alrededor van creciendo instalaciones, pinturas, esculturas y otros. 

Cuando se trata de cine, no es común tener espacio de interacción directo con el público, más que premieres y conversatorios, ¿Qué piensas de que Los Hiperbóreos tuviera este espacio de inmersión con el público?

Antonia Giesen: Creo que lo más lindo fue saber que esa lógica de trabajo la han implementado en todo lo que han hecho Cristóbal y Joaquín, o en casi todo, donde el elemento de lo público, del abrir el espacio creativo/íntimo y transformarlo en un espacio colectivo y educativo, es fundamental en sus procesos. Educativo en el sentido de que enseñan, generan conocimiento y traspaso de experiencias. Hacen de la espontaneidad y del riesgo de trabajar a puertas abiertas, una obra en sí misma.

Me parece que esa casi premisa que tienen en su trabajo los hace artistas profundamente generosos, poco ególatras y desprendidos de la autoría, autoría que es indiscutible por cierto.

los hiperboreos
¿Cómo fue trabajar con Antonia Giessen?
 
Joaquín Cociña: Antonia es una genio de la actuación. Es increíblemente talentosa y aplicada. Tiene una química con la cámara que casi alcanza el aura que tiene en la vida real. Antonia lleva gran parte de la película en sus hombros. Una de las primeras cosas que nos dijo el jurado de la Quincena de Realizadores, fue que ella era brillante y genial. Además, tuvimos la suerte de trabajar con Francisco Visceral que, aparte de ser co protagonista, pintó los fondos, hizo voces, tocó y compuso guitarras, entre un montón de cosas más. 
 
¿Qué significa para ti que Los Hiperbóreos llegue Cannes?
 

Antonia Giesen: Alegría profunda. Alegría de que una película con estas particularidades esté en un espacio tan importante como el Festival de Cannes. A su vez, felicidad porque una vez más a pesar de las complejidades de llevar a cabo proyectos en Chile, seguimos abriendo camino en el extranjero. Siento que es una confirmación de la sabiduría y genialidad de nuestros artistas, que a veces con muy poco, logran cosas brillantes. También es una confirmación de que como país nos falta mucho para entender que el arte es un bien básico para la salud mental y el desarrollo de una sociedad, ya que suele tener mayor valor y reconocimiento en el exterior y no dentro del país.

Los Hiperbóreos de Cristóbal León y Joaquín Cociña, tendrá premiere en el Festival de Cannes.

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