EL CONDE: PABLO LARRAÍN REGRESA AL CINE NACIONAL PARA RECORDAR LA IMPUNIDADEN LA HISTORIA DE CHILE

"El Conde", la nueva película de Pablo Larraín, es una sátira oscura y brillante sobre el dictador chileno Augusto Pinochet.

Pablo Larraín vuelve al cine chileno con los colmillos afilados, presentando una historia de comedia negra, que pese a que te hace reír, refleja la triste historia de una sociedad chilena durmiente, que olvida rápido, y que vive rodeada de vampiros impunes e injusticia social.

La carrera cinematográfica de Larraín, se ha basado en contar la historia de familias poderosas, tanto en Chile como en el extranjero (Jackie y Spencer). Ahora el director vuelve para contar con una obra maestra de la sátira, sobre la historia de su país.

Con una dirección impecable, un guion inteligente y unas actuaciones brillantes, Larraín crea una historia cautivadora y entretenida que, explora los temas de la impunidad, la ambición y el poder, que continúo por décadas, incluso acabada la dictadura y la ‘muerte’ de Pinochet. En la pantalla vemos a un vampiro que junto a su familia y amigos, ha vivido durante siglos alimentándose de la sangre de sus víctimas.

El guion de la película es inteligente y divertido. Larraín no se limita a contar la historia de la dictadura, sino que hace una radiografía del Chile actual, explorando como su legado continua a través de los años, como logró la impunidad y la perpetúa, a punta de asesinatos, robos y engaño.

Pablo Larraín crea una película que es a la vez provocadora y entretenida. El vampiro de Pinochet sale a cazar en las noches, a chupar la sangre de chilenos comunes y corrientes, pero claro, ¿sangre latina? el general prefiere sangre de alemanes que de latinos o chilenos de clase obrera, pero claramente, es más fácil alimentarse de lo último.

Así es como inicia esta comedia negra, con Pinochet como un vampiro de 250 años que ha vivido escondido en una mansión en ruinas en el extremo sur de Chile. Pinochet se alimenta de la sangre de sus víctimas, que también representan a las personas que sufrieron bajo su dictadura. Pero El Conde no se limita solo a la satirizar de manera oscura al dictador, sino que explora más temas de la dictadura, la violencia y la memoria.

El estilo visual y surrealista en imágenes en blanco y negro (un completo acierto), pone al espectador en situaciones inquietantes y memorables, como cuando su protagonista se transforma en vampiro.

Por el lado de las actuaciones, Larraín siempre ha tenido la fortuna de contar con elencos de lujo, y esta no es la excepción. Jaime Vadell, quien interpreta a Pinochet, ofrece una actuación escalofriantemente verídica, que a su vez es graciosa. Juega desde dos perspectivas, de la villano y el personaje que se enmarca que el héroe de un país, a ratos incluso causando empatía por su deterioro, cosa que en la realidad surgió de la misma forma, al decir que sufría de demencia senil.

El personaje de Gloria Münchmeyer como Lucía Hiriat es impresionante. Siniestra y divertida a la vez, logra un ejercicio de memoria al pensamiento y al posicionamiento de poder con que los lideres de la dictadura gozan. Y por otro, Alfredo Castro juega un rol no protagónico pero fundamental, mostrando el perfil de quienes viven en la sombra de Pinochet, amando su ‘trabajo’ y su legado bajo el slogan ‘del salvador de Chile’.

Finalmente, Paula Luchsinger se presenta como un personaje de una monja justiciera que termina siendo corrompida, parece mostrar el funcionar político y corrupto del país.

¿Vale la pena ver El Conde? Por supuesto, es una película novedosa, inquietante que abrirá debate sobre el funcionar de la sociedad chilena. Es un viaje ingenioso y mordaz sobre una historia que parece interminable, siempre y cuando no exista justicia. Un análisis de una sociedad pasiva conformista que puede no ser fácil de ver, pero que es completamente necesaria. En un Chile que sigue con heridas abiertas producto de la injusticia, nos toca ver una película que se ríe de esos fantasmas bots que siguen defendiendo a su general, y a una historia que permanece impune, y que por tanto, debe abrir debate para sanar.

Pablo Larraín toma al ex presidente Aylwin, porque sus palabras sepultaron Chile, y a estas alturas, no es posible que exista “justicia en la medida de lo posible”.

El Conde se estrena en salas el 07 de septiembre y el 15 de septiembre en Netflix.

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