Pulover lanza su segundo disco de estudio

La banda argentina acaba de editar su segundo disco de estudio y se prepara para presentarlo este 2 de diciembre junto a Pyramides y Las Kellies. Charlamos de música, creación, y todo el trabajo que se redondeó con “Vapor Americano”.

Pulover no desaceleró en la pandemia. Barajó de nuevo, eso sí. Pero del revés, emergió con un par de singles y con disco nuevo: una pieza cargada de indie y rock alternativo llamada “Vapor Americano” que acaba de lanzarse en todas las plataformas de streaming.

La banda, compuesta por Pedro y Juan Spinelli (que se reparten las guitarras), Germán Ruiz Díaz al bajo, y Manuel Latorre en la batería, se formó en 2017 y desde entonces ha editado dos álbumes de estudio. El último de ellos, el recién lanzado “Vapor Americano”, fue grabado entre marzo y abril de 2021 en Crazy Diamond y Moloko Estudio y fue enteramente escrito por Pedro Spinelli. La mezcla estuvo a cargo de Peta D’agostino y fue masterizado por Patricio Claypole. El arte de tapa, una cubierta dividida en viñetas caricaturizadas sobre un fondo crema, pareciera una mixtura entre dos álbumes de Pearl Jam: “No Code” del ´96 y “Backspacer” del ´09. Fue un giro en la imagen de la banda y estuvo a cargo del artista Luciano madia.

Hace rato que la escena indie de Capital Federal maneja su propio sonido y Pulover es una muestra de ello. “Vapor Americano” es un disco indie chapado a la antigua y a la neoyorquina; guitarras ligeras, riffs cuasi alegres y un uso magistral de los espacios. Para redondear la idea, el disco se abre y cierra en menos de veintiséis minutos.

“Jazmín Chino”, la segunda pieza del disco, hace las de resumen; un par de puentes recuerdan al sonido despreocupado de The Libertines al punto de que, por momentos, pareciera un homenaje; un easter egg musical. El resto del tema está profundamente empapado por la influencia de The Strokes. Es la canción del disco que, quizás sin proponérselo, mejor ilustra el camino sonoro por el que se ha volcado la banda: como si la pausa de la pandemia los hubiera impulsado a la resignificación y la administración de los sonidos, “Vapor Americano” hace hincapié en el valor de los espacios entre la música y deja atrás una etapa de acumulación sonora para pasar a una más pulida, más cercana al minimalismo de “Is This It”, disco que los Stokes editaron en 2001. Tocar menos para tocar más pareciera ser el mantra del álbum; “Vapor Americano” acierta en el manejo de los ritmos y sobrepasa a su antecesor, “La Caída de Pulover”, lanzado en 2018.

El baterista Manuel Latorre y el guitarrista Juan “Ian” Spinelli nos recibieron en el mejor ambiente de incubación musical, después del ensayo, y nos contaron todo lo que se viene para el grupo argentino.

—Acá va la de rigor. ¿Cuáles son las influencias musicales de la banda?

MANU: —Las influencias las tenemos muy ancladas en lo que fue el rock de los noventa. Tanto de afuera como el nacional. Justo antes del ensayo estábamos hablando de discos. Del indie de los noventa. Mucho Suárez de acá. Y cosas posteriores. Los Strokes, Él Mató. Hay algo de lo barrial, urbano, que me parece que nos representa. Y también una cara más de los ochenta, del post punk. Algo de Talking Heads. Virus. De esa movida post-dictadura que nos gusta mucho. Nos gusta el primer Radiohead de los noventa. Sonic Youth. Nos han comparado con algo de Blur.

—Cómo fue laburar durante la pandemia? ¿Cómo fue el trabajo de la banda y largar los singles?

IAN: —El laburo estuvo lindo. Nos mantuvo bastante en pie. Apenas surgió todo, en enero del 2020, fuimos a maquetar el disco, este que largamos ahora [Vapor Americano]. Nos frenó el estudio, la grabación. Nos frenó todo. Al principio fue medio como un golpe, pero nos pusimos en la cabeza hacer lo que se pudiera. La idea fue componer música en ese contexto, usando las herramientas que teníamos al alcance. Le metimos duro a eso. Hicimos también un cambio de imagen. Empezamos a laburar con Luciano Madia, que hizo el arte del disco nuevo. Aprovechamos mucho el momento para hacer esas cosas. Además terminamos armando la sala de ensayo “La Casa del Árbol”, que es donde laburamos con Germán [Ruíz Díaz]. Acá ensayamos el disco y ni bien pudimos lo fuimos a grabar. La pandemia fue una locura y un momento que hubo de todo, pero nos mantuvimos en movimiento para no frenar y que nos coma el vacío.

—Acaba de salir “Vapor americano”, segundo disco de estudio de la banda y es muy distinto a “La Caída de Pulover”. ¿Cómo fue el proceso de grabación?

—IAN: —Teníamos la música por grabar a fines del 19. Teníamos pensado grabar en mayo o junio y cayó la pandemia. Fue un momento muy “¿Qué hacemos?”. Empezamos a ensayar con la idea de grabar. El primer disco lo grabamos con un amigo, pero a nivel producción como que no terminamos de coincidir en las influencias o referencias musicales. Así que decidimos grabar este con alguien que sea recontra del palo y que entienda de qué estamos hablando. Así que nos pusimos a buscar y todas las bandas de acá que nos gustaba el sonido las había producido José “Peta” D’agostino. Así que nos pusimos en contacto. La mejor onda desde el minuto uno. Grabamos en Moloko Estudio. Fue un laburo espectacular. Trabajamos mucho, muy planeado y organizado. En el medio el Peta nos propuso trabajar con Diego Fosser, que es el batero de Suárez, que nos encanta, y terminó produciendo el disco también. También trabajamos con Pedro Henestroza, que nos ayudó con las teclas.

—¿Y cuál es la idea musical del disco?

IAN: —Ese es un tema que trabajamos muy distinto al primer disco, que tiene unas teclas que las pusimos casi en el momento. Con este disco se notó mucho la diferencia. El planeamiento. También este disco nos propusimos grabarlo tocando los cuatro juntos. Eso fue, desde el comienzo, otra manera de ensayar, de trabajar. Fue recontra planeado y maquetado. Es un disco con más espacio. No están todos los lugares llenos de sonidos y guitarras. Y lo intentamos hacer así. Tocando menos, quizás. Estuvo lindo eso también la verdad. Se escucha todo más. Poder sintetizar eso que hacemos está bueno. Fueron dos días en el estudio, con las bases, y después otros dos días en el estudio del Peta, donde grabamos las voces y los coros. Mientras íbamos grabando las teclas. Eso fue re distinto con el primero que lo grabamos en dos partes, una en enero y la otra en junio. Muy diferente la experiencia. Aprendimos un montón para el próximo.

—Hagamos un poquito de “Deporte en el recuerdo”. ¿Cuál es la historia de la banda?

MANU: —La historia de Pulover arranca con Ian, Germán y Peter. Tocaban juntos. Se conocen desde el colegio. Yo los conocí en 2017. Ellos tenían un proyecto más folk, y lo que queríamos armar era algo más rockero, con influencias más postpunk, más garagero, indie, más ruidoso. Así nació Pulover, en mayo de 2017. En la sala. Peter tenía unas canciones, unas maquetas. Dijimos de hacer un cover que ya ni me acuerdo cual es. Llegamos y ni lo tocamos. Tocamos “Después del placer”, que terminó siendo el primer single de la discografía. Nuestro primer show fue a finales del 17. De ahí seguimos. Cualquier lado que se pudiera tocar, tocamos. Nos encanta, donde sea. Y nos gusta también hacerlo con gente que escuchamos. Compartir fecha con artistas que nos gustan. Ahora este jueves 2 de diciembre vamos a presentar el disco con dos bandas que nos gustan mucho que son Pyramides y Las Kellies. Es eso a lo que apuntamos. A tocar lo que más que se pueda.

—Salió el nuevo material, ¿y ahora qué se viene?

MANU: —Además de esas ganas de salir a tocar el disco por todos lados, estamos armando fechas para el año que viene. Tenemos ganas de ir afuera, salirnos de capital. También pensando un poco en el tercer disco. Sintiéndolo un poco, ¿no?. Charlando y decantando también un poco toda la data del laburo. Muchas ganas de tocar, y de viajar con nuestra música.

Podés escuchar lo nuevo de Pulover en Spotify, You-tube y todas las plataformas de streaming.

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