Por Javiera Cerda Pacheco
“Toc, toc, toc: no tengas miedo” es el primer largometraje dirigido por Samuel Bodin, a quien ya conocíamos por la serie “Marianne” (Netflix), donde relataba la historia de una mujer atormentada por un ente sobrenatural.
En esta película nos encontramos con Peter, un niño solitario, atormentado por sus compañeros y restringido por unos extrañamente sobreprotectores padres, sobre todo en relación a la celebración de Halloween. Peter comienza a oír sonidos en la pared de su habitación, lo que generará una serie de eventos que pondrán en peligro su vida.
Si bien estamos ante una película que no reinventa el género, es un buen debut por varias razones: la historia en sí es interesante, recordándonos no sólo a Marianne, sino que a cintas como Babadook, el aro y el grito. Y a esta cosa tan propia del terror francés, que es allanar casas y golpear gente con fierros.
Es una película que pareciera tener conciencia de su corto alcance y por lo mismo no sólo se da el lujo de variar en el ritmo, sino que rompe convenciones que estaban instaladas como leyes dentro del cine de terror contemporáneo. No explica nada, y no respeta prácticamente a ningún personaje.
Sin embargo -y también debido a lo primero -es que tal vez no se atreve a algunas cosas. Si bien agradezco infinitamente el poco uso de efectos digitales, el “monstruo” no resulta memorable, aunque eso no impida que sea una buena experiencia.
Otra cosa que me pareció increíble y que todo nerd va a valorar es que el cast cuenta con dos personajes importantes: la madre de Peter está interpretada por Lizzy Caplan (Janis Ian en “Mean girls”) y en el rol del padre está Antony Starr, el mismísimo Homelander en “The Boys”, que ya de por sí es muy aterrador.
“Toc, toc, toc: no tengas miedo” es una película bastante correcta, disfrutable y con elementos que la sacan del montón, así que si disfrutaron Marianne, lo van a pasar increíble.
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