MARILYN: EL TORTUOSO CAMINO DE LA OPRESIÓN

Desde un pueblito muy rural de la Argentina, nace la historia de Marilyn: Un adolescente homosexual (Walter Rodríguez) fuertemente reprimido y violentado, que tras la muerte de su padre (Germán de Silva), se ve forzado a ayudar a su madre (Catalina Saavedra) y a su hermano (Ignacio Giménez) a mantener el campo que tienen a su cuidado. Impedido de poder ser quien es, solo encontrará escapatoria a su realidad disfrutando de la confección y arreglo ropas, maquillándose y usando vestidos; los cuales son los únicos atuendos que logran dibujar las tan escasas sonrisas en su rostro y quitar su sofocante timidez.

Este ambiente tan desfavorable y crudo que debe enfrentar el protagonista, es lo que quizás llamó la atención del director Martín Rodríguez, que eligió este fragmento de la vida de Marilyn para crear su ópera prima: Porque sí, ésta es una película basada en hechos reales de abusos, discriminación, ignorancia y dolor, que tuvieron lugar a las afueras de la Ciudad de Buenos Aires en el 2009, un lugar donde el ser diferente fue razón suficiente para sufrir de todos aquellos agravios. Rodríguez realizó un extenso trabajo de investigación para poder evocarnos al opresivo ambiente donde creció Marilyn y cómo éste gatilló toda una serie de eventos nefastos que llevaron al ya tan conocido fatídico final: “Una irracionalidad que no es posible articular desde la lógica”, expresó el cineasta.

La película ya ha sido reconocida a lo largo de diversos países, incluso fue proyectada en la sección Panorama del 68th Berlin International Film Festival 2018 y ahora en SANFIC 14, donde no dejó de impactar al público y a la crítica por las sólidas actuaciones de su elenco argentino-chileno y la evidente crudeza del relato.

¿Qué tan responsables somos como sociedad de estas tragedias? ¿Cómo sustentamos a diario el odio que alimenta este tipo de crímenes?  

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