RESEÑA: La Ironía y la Decepción Incrementa… En La Dimensión Desconocida (Capt. 22-27)

Larry Blyden in The Twilight Zone (1959)

A Nice Place To Visit

Un criminal de nombre Harry Francis Valentine está escapando de la ley tras robar una tienda de empeño. Sin embargo, en un callejón queda atrapado y mientras trata de escapar es abaleado como Tony Montana en Scarface.

Minutos después nuestro vilano termina despertándose en el mismo lugar, pero esta vez está acompañado de un extraño anciano de nombre Pip, el cual resulta más que encantador con su forma tan pulcra y hermosa de vestir.

Tras varios diálogos, nuestro afable señor se introduce como una especie de ángel guardián y ambos hombres se enfrascan en una alocada noche de lujos, apuestas y pasión. ¿Ha alcanzado nuestro villano una gracia ante los ojos de Dios?

Un Bueno lugar para visitar, pero no para vivir…

Mientras el episodio anterior fue alabado por sus logros progresivos, este fue perseguido y casi destruido por sus alegorías sexuales. Recordemos de nuevo que esto son los primeros meses de los sesentas, y la revolución sexual está bien lejos de llegar, y los censores aun encuentran a una mujer con un vestido ni tan revelador bailando “sensualmente” o sonriendo de manera lasciva, algo ofensivo y digo de ser castigado… aun cuando en comparación a lo que vemos hoy en día, esto no era NADA.

Más allá de las persecuciones, otros datos más interesantes tienen que ver con el elenco. El papel principal al principio iba para la estrella de cine Mickey Rookey, que lamentablemente no pudo aunque si volvió después como un invitado. También Valentine hace referencia a como Pip luce como Santa Clause, y coincidencialmente el actor Sebastian Cabot interpretaría a la leyenda del polo norte en el remake del 73 del clásico Milagro En La Calle 34.

En lo que a la moraleja de la historia se refiere, esta es una versión corta y precisa de la serie A Good Place. Esta idea que el hombre materialista y avaro tiene que el cielo debe ser un lugar donde nuestros placeres más carnales se vuelven realidad (aun cuando la Biblia habla en contra de tales deseos), es probada idónea al final de la historia cuando Valentine se harta a tal punto de que desea irse al infierno, solo para darse cuenta de que estuvo en el infierno todo este tiempo y está condenado a vivir en un mundo vacío y lleno de soledad, por toda la eternidad.

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