“Una carta llena de emociones, una declaración de principios de vida y un viaje al autoconocimiento desde lo colectivo.”
La psicóloga feminista, Nerea de Ugarte López, vuele a sorprender con un libro lleno de feminismo, donde esta vez, se dirige a Violeta de una manera muy cómplice la invita cuestionarse la realidad que han vivido las mujeres durante siglos.
Una carta que se va tornando en confesión, plantea diferentes ejes temáticos respecto a las vivencias de mujeres, donde se muestro un ‘algo en común’ que todas tienen, y que nos da a entender, que Querida Violeta, es una carta a esa parte de cada de una las mujeres.
La violencia simbólica que perpetúa y normaliza los roles y estereotipos de género, es uno de los principales temas dentro del libro de Nerea, ya que hace un trasfondo en la violencia que se hace presente con una marca que vive en muchas mujeres.
Unos de los temas eje del libro es la violencia simbólica. “Es una violencia invisible que perpetúa, naturaliza y normaliza los roles y estereotipos de género. Eso hace que la violencia de género encuentre un sustento estructural, que permita que se vaya desarrollando a formas más violentas y peligrosas para habitar como mujeres en la cultura, haciendo así tolerables los micromachismos, el sexismo, invisibilización de las mismas en diferentes espacios, entre muchas otras cosas.
Por otro lado, la psicóloga también aborda temas bastante interesantes, que desde su mirada toca el tema como la anorexia, autoestima, autolesión, los límites, entre otros, con un aporte de conciencia para entender el por qué de cada uno de ellos.
Nerea de Ugarte desde las primeras líneas de Querida Violeta, nos hace visitar diversas emociones, que, sin duda, une a esa parte de cada mujer para convertirlo en un gran colectivo que hace cómplice y sororo. Unir la injusticia, la culpa, la vergüenza y el pensamiento crítico, son algunos de los pilares de esta carta, que, a pesar de ser muy rápida de leer, nunca termina, porque es más que una carta. Es una invitación a cuestionarse todo.
