El cine está creado para generar y transmitir diversas emociones; alegría, miedo, tristeza, enojo, entre otros. Por eso es tan fácil que enganchemos con algunas historias. Sus frases nos llegan, sus historias nos conmueven, nos hacen reír, o bien, nos hacen sentir identificados.
Seré sincero, el 11 de enero de 2018 perdí a mi compañero de batalla de 14 años; Mi perro, mi amigo, mi hijo, mi familia, mi todo. Duele, es un vacío eterno que siento que jamás voy a superar, y es probable que así sea. Soy vegano, no considero que alguna especie en este mundo sea superior a otra, y respeto la vida de cualquier ser vivo, pero ese peludo era todo para mí.
Se enfermó hace varios meses; era gordo y terminó en los huesos. Sabía que le quedaba poco y tuve que tomar la determinación de ponerlo a dormir para siempre. Tal y como el nombre de una película lo dice: “La decisión más difícil”. Puse una fecha y luego la cambie. Un día más junto a él era todo para mí, pero sufría y ya no podía ser egoísta.
Me puse a ver “Marley & yo”, lloré como condenado (alerta de spoiler) cuando sacrifica al perro. Abrace a Jack tanto como pude y lo deje empapado de lágrimas. Recordé la primera vez que vi esa película, fue en mi habitación con él a mi lado. También lloré y suplique nunca tener que pasar por eso. La vida es jodida… tuve que hacerlo.
“Marley & Yo” tiene grandes frases. Recuerdo cuando hablan de que es un mal perro, el mío lo fue para muchos. Le ladraba a todo el mundo y quería matarlos a todos. Muchos lo odiaban, a él no le importaba, conmigo le bastaba. Nunca me importó que lo odiaran, a mí me bastaba él. Para muchos era un mal perro, para mí, siempre será el mejor… él lo sabía.
“Recuerdas todos decíamos que eras el peor perro. No lo creas. No lo creas ni un minuto. Porque nunca hubiera encontrado un perro así. Eres un gran perro y te amamos cada día… no importa que… es algo asombroso. Recuerda que te amamos. Te amo mucho. Quiero que recuerdes que fuiste un gran perro, Marley. Eres un gran perro.”
Hace algunos años vi “Frankenweenie” con él y lloré. Lo abrace y le dije que por favor no muriera nunca. La vi otra vez el día que vendría la veterinaria a casa a dormirlo. Lloré, obvio. Pasó por mi cabeza si acaso intentar ser el doctor Frankenstein funcionaria… en serio lo pensé. Cuando vas a perder a alguien que amas, piensas como revertirlo, hubiera sido hermoso. Igual soy raro, incluso en 2016 le hice un homenaje en vida. Le pedí a mi tatuador que hiciera una versión de “Frankenweenie” pero de mi perro, quedó genial.
“Cuando pierdes a alguien que amas en realidad no te abandona. Se muda a un lugar especial en tu corazón.”
Para ser sincero, la historia de los 3 perros de Tim Burton también me da esperanza de que siempre estará conmigo.
Sé que quizás me encuentren mal cinéfilo por no haber visto “Soy leyenda”, pero todos tenemos películas conocidas en lista de espera. Está era una. (Alerta de Spoiler). La muerte de Sam y Will Smith cantando: “No te preocupes por nada, porque cada pequeña cosa va a estar bien.” Fue algo que me hizo mirar a mi perro a los ojos y decirle que todo estaría bien. En el fondo yo sabía que la seguía luchando por vivir para no hacerme sufrir. La vi la madrugada de aquel día que me quedaría sin Jack. Por cierto, se llama así por el protagonista de “The Nightmare before christmas”.
La música siempre ha sido parte fundamental en mi vida. Es por eso que me pregunté que canción sonaría mientras alguna luz al fondo del camino lo llamara. La madrugada de aquel día lo tomé en mis brazos, apoye su hocico en mi hombro y puse a todo volumen Losing my religion de R.E.M. Lo mecía como si estuviéramos bailando. Bailamos. Tal como lo vi en la película “Miss You Already” protagonizada por Toni Collette y Drew Barrymore. Dos amigas al fin del mundo bailando esa canción al aire libre como forma de despedirse, ya que una tenía cáncer y moriría pronto.
Otra de las canciones que hice sonar fue Sing Along de la película “Rudderless” cantada por el actor Billy Crudup. La película trata sobre un padre que pierde a su hijo y canta las canciones que él componía.
Finalmente hice sonar Let’s be Still de la banda The head and the heart. La canción la vimos en una película que se llama “I’ll see you in my dreams·. Cuanta verdad en el título. No he dejado de soñarlo.
Para que todo no fuera dolor, cuando nos íbamos a dormir, dejaba puesta la conocida serie Friends. Recuerdo que Emma Watson una vez dijo: “Friends es una de mis series favoritas porque a pesar de todos los problemas al final todo termina bien y te da esperanza.” Quería darle esa esperanza.
Cuando tuve que tomar la decisión, saqué un libro que tenía guardado; “La razón de estar contigo: Un nuevo viaje”. Nunca quise ver la película, se filtraron imágenes de maltrato animal. Mejor, leímos. Mire a Jack y le dije que leeríamos la historia. “Lo leeremos en tres partes: 100 hojas hoy, 100 mañana y lo que quede luego.” Primera página y ya no podía leer con mi voz temblando. Me calme y seguí. Él me miraba. Y no se dormía hasta que terminara. Sabía que esa historia era para los dos. Leí horas en la madrugada.
Al otro día lo lleve al parque en brazos, porque ya casi no podía caminar. Bajo un árbol, en la sombra con sus orejas al aire, leímos. Luego en la madrugada casi lo terminamos. Deje sólo un capítulo para el último día que pasaríamos juntos. Se lo leí en la mañana. Fue una linda historia, me hizo tener esperanza de que Jack volvería. Así lo siento hoy.
Mis amigos de la editorial “Me Gusta Leer”, supieron la historia y me regalaron la tercera parte que acaban de lanzar. Hoy debo ir al crematorio, reconocer cuerpo y esperar sus cenizas. Aún no me pongo a leer “La razón de estar contigo: El regreso a casa”, estoy esperando traerlo a nuestra habitación, y leerle cada capítulo de esta nueva historia en voz alta. Tal como lo hicimos los últimos días que estuvimos juntos.
“En mis sueños siempre correrás a mi lado.”
Para Jack Willy (4 de mayo 2004 – 11 de enero 2018)
Mister Moody
