A Star is Born: La música como catalizador de la autodestrucción

A Star is Born: Bradley Cooper y Lady Gaga fusionan sus extraordinarios talentos para representar la cruda y apasionada historia de Jack y Ally, dos almas artísticas que unen sus destinos tanto en el escenario como en la vida.

Spoilers menores A Star is Born:

Hay una anécdota bastante difundida acerca de cómo Vincent van Gogh solía beber pintura amarilla para contagiarse del espíritu alegre que el color impregnaba en su obra. En parte eso es verdad, pero esa historia aun siendo bienintencionada oculta la realidad de los hechos: Van Gogh bebía pintura base plomo para envenenarse. Casi como si fuera una plaga, la vida de muchas de las mentes más brillantes del mundo artístico, sin importar el género, la época o el medio, se ven manchada por tendencias autodestructivas. Aquellos que crean para los demás se rompen a sí mismos.

A Star is born, la opera prima de Bradley Cooper como director y con la actuación estelar de Lady Gaga es el cuarto remake del clásico homónimo de 1937. Siendo un éxito de taquilla y universalmente aclamada por la critica especializada se perfila como una de las favoritas a la carrera del Oscar. Los problemas empiezan desde ahí. Definir la película en una frase es realmente sencillo: Es un Oscarbait. Una película diseñada únicamente con el objetivo de recibir nominaciones a la academia. Ser aclamada por la critica y engañar al público.

A Star is born es la historia de Ally y Jackson Maine. Ella es una camarera que, cuando puede, canta en un dragclub y él es un famoso cantante de country que se hunde en el pozo de sus propias conductas autodestructivas. La película los obliga a enamorase, solo para satisfacer las necesidades del guion y a vivir una historia tan de ensueño que no recula en explotar hasta el nivel más absurdo los clichés de las películas románticas Hollywoodenses. Ella canta. Él se enamora. La primera hora de película es una montaña rusa que no hace más que subir. Todo es bueno. Todo es maravilloso. La película introduce su conflicto pasados los setenta minutos y desde ahí solo se desploma.

La cinta toca dos temas que se complementan. Ally, quien se enfrenta a la industria musical moderna y a la perdida de su identidad artística y Jack, quien lidia con su propia visión del arte y sus tendencias autodestructivas. Así A Star is Born se convierte en la historia de ascenso y caída de dos artistas y de como eso afecta su relación.

El desarrollo de estos temas es dudoso, cuando menos. En su intento de mostrar matices de los puntos de vista contrarios de sus protagonistas la película se niega a comprometerse con ninguna postura quedándose en un limbo de tibieza moral. Ally vende su identidad creativa, pero se ve constantemente recompensada por ella, aunque el film de a entender que está mal. Jack se autodestruye a sí mismo arrastrando a todos a su alrededor, algunas veces muestra a una mente brillante asediada por enfermedades como el alcoholismo y la drogadicción y otras a un borracho sin dignidad.

Esto es particularmente decepcionante. Incluso aunque la película sea aburrida por su ritmo y las decisiones del guion logra crear impacto emocional con efectismo, mostrando escenas crudas, lacrimógenas e inesperadas. Tanto que parecen salir de la nada. Así las salas se llenan de personas que lloran y sufren por una historia que apenas disfrutaron.

En el apartado técnico la película cumple. Su cinematografía es bastante buena y su edición de sonido es brillante, aunque su edición no le ayuda. Muchas veces prefiere contar lo importante en un montaje durante una canción en lugar de desarrollar e involucrar al espectador. Bradley Cooper ya tiene experiencia en interpretar a hombres de mediana edad con serios problemas emocionales y aquí hace un gran trabajo. Lady Gaga aún no llega al nivel actoral de Emma Stone en Lalaland pero da una interpretación competente que, considerando la respuesta de la crítica, no debería sorprender a nadie de que reciba una nominación.  Tanto ella como Cooper cargan todo el peso dramático y la química que transmiten es lo único junto a la banda sonara que evita que la película sea un error fatal. Porque la música es la única estrella en esta cinta. Desde las canciones originales como Shallow, una de las mejores del año, hasta un genial cover de Pretty Woman es la música el hilo conductor que dirige, para bien o para mal, el desarrollo de dos personas llenas de pasión y talento porque, al final la música se reduce a doce notas entre cualquier octava; doce notas y la octava se repite. Es la misma historia contada una y otra vez.  Todo lo que un artista puede ofrecer al mundo es cómo ven esas doce notas.

https://www.youtube.com/watch?v=i9-7Qyq2xDo

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