Sagrada Familia o el amor de madre como cola de escorpión

Sagrada Familia: La última serie española de Netflix, se ha convertido en una de la más vistas en todo el mundo.

Por Carla Duimovich Nigro

Julia (personaje interpretado por Najwa Nimri) está en trabajo de parto. Es noviembre de 1998 en Melilla, España. Un bisturí se afila sobre su vientre, la mujer se abre y el niño sube al pecho materno, a la afirmación y a su aceptación como cría. Un año después, en una clase de cine, la voz en off de la profesora habla sobre las Venus del paleolítico, figura hembra de hace más de 20 mil años, mientras se nos presentan a los primeros personajes.

La voz en off determina el rol de la mujer como iniciador de la sociedad, una sociedad que surge a través del amor y la protección de la especie. Oímos: una poetisa rusa dice que el amor de la madre es como la cola de un escorpión, y vemos a Julia girarse hacia la cámara, un guiño poco inocente para quienes conocemos a Najwa Nimri como Zulema en Vis a Vis. Continua: flexible, precisa y llena de veneno. El veneno es un amor poderoso, implacable, único.

La última serie de Manolo Caro (La casa de las flores, Alguien tiene que morir) nos brinda un cast magnifico que funciona muy bien en su totalidad. Najwa se destaca en el protagónico y se lleva puesta la serie, superándose con cada producción, como pasó en la pantalla grande con Lili, el personaje traumatizado de ¿Quién te cantará? de Carlos Vermut. Las madres interpretadas por Najwa son tremendamente sugestivas y diversas y, sin embargo, hay una fuerza colosal que las emparenta. Zulema en Vis a Vis, Alicia en La Casa de Papel y, ahora, Julia en Sagrada Familia. En está ocasión, Najwa interpreta a Julia y a su paralela, Gloria. Una artista del vidrio, que crea vitrales y ornamentos atravesados por la luz con diversas formas y colores.

Pero no sólo Najwa hace de Sagrada Familia una gran serie. Después de haber atestiguado el gran trabajo de Macarena Gómez en 30 Monedas (serie de Alex de la Iglesia para HBO con el ingreso de Najwa para su segunda temporada), la actriz interpreta a Blanca, amiga de Gloria, una mujer inquietante y controladora. La actriz Alba Flores, en otra dupla explosiva Flores-Nimri (Vis a Vis y La casa de papel, además de compartir el teatro y amistad), interpreta a Katerina, una sicaria seductora y pesante, con una oratoria que le da a su personaje
características muy especiales y un background misterioso.

También se destaca el personaje de Iván Pellicer, interpretando a Abel (hijo de Julia/Gloria). Abel se mantiene escondido en un sótano, una especie de metáfora de un clóset o más bien, de un tipo de vida under. Cinéfilo y apasionado, vive rodeado de posters de películas de Carmen Maura y otras actrices y actores de cine español. Durante la primera noche que su madre le permite salir de casa, se encuentra con Germán (Álex García), el nuevo vecino y marido encubierto de la sicaria Katerina. Pero este encuentro no es casual, inmediatamente sabemos que Germán sabe quién es Abel o, al menos, quién era años atrás, quién es su madre y quién su hermana. Y cuando nos enteramos de que los conoce y que por algún motivo los está buscando, sea lo que sea que haya pasado significa la desesperación en la vida de Julia/Gloria: un auto en llamas, un mundo que comienza a incendiarse y del cual no puede ya salir, como el vidrio cuando se calienta y modifica su forma y color. Pero es un sueño, el auto en llamas es un sueño que se entrelaza con la pasión de Aitana (su otra hija) por sonar el pianoforte, un calor que nace imparable y arrollador. Aitana es interpretada de maravilla por Carla Campra, una actriz que dará que hablar en los próximos años.

Todo el concepto de la serie Sagrada Familia gira en torno al templo de la Sagrada Familia de Gaudí en Barcelona. ¿Recuerdas lo que pasó en Barcelona?, repite constantemente el personaje de Nimri. Ella hace referencia a una tragedia familiar, a otra tragedia. Pero es un doble juego, porque nosotros conocemos la que terminó con la vida de Gaudí cuando hacía marcha atrás para contemplar su obra (el templo). En la serie, los coros y las canciones divinas entran en diálogo con el trabajo de Julia, artista de vitrales, específicamente de vidrio emplomado. Las escenas se alimentan con planos sostenidos sobre los personajes en momentos en donde se referencian pinturas o imágenes que solemos ver en cuadros religiosos: la madre con el bebé en brazos, la madre con el hijo muerto, la cena, etc. Esta mixtura hace de la artística y la fotografía una cosa hipnótica, a través de sus formas, luces y colores, envuelve y arrastra en una mezcla que tiene mucho del cine de Álmodovar, Alex de la Iglesia o Ryan Murphy, pero que, singularmente, encuentra un registro profundamente de autor. Sin duda, Sagrada Familia es una de las mejores series españolas de este año. Un guion excepcional, comprometido y trabajado de la mejor manera. Excelente apuesta de Netflix para ir cerrando el año.

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