Russian Doll: de historia repetida a comedia sombría

Una programadora de videojuegos, se entromete en distintas dimensiones de su vida, para buscar la respuesta a sucesos aparentemente inexplicables.

Una programadora de videojuegos, se entromete en distintas dimensiones de su vida, para buscar la respuesta a sucesos aparentemente inexplicables.

Para comenzar, Russian Doll es una serie protagonizada por Natasha Lyonne, donde la actriz también es productora ejecutiva. La historia transcurre durante el cumpleaños número 36 de Nadia (Natasha), una programadora de software que vive en un Nueva York quien, por ninguna explicación aparente, está atrapada en el tiempo y obligada a morir para experimentarlo una y otra vez. La protagonista, una mujer empoderada, interesante, bastante independiente y algo reticente a las muestras de afecto, emprende una investigación para entender por qué le sucede esto, hasta que conoce a Alan, quien también es viajero en el tiempo y juntos pretenden encontrar la respuesta a esta serie de insólitos sucesos, examinando profundamente sus vidas.

La estructura temporal de la serie se ve interrumpida por las repentinas muertes de la protagonista, que se dan por un portal, que en este caso es el baño de la casa de su amiga, por esto se explica la repetitividad de los escenarios, contexto y diálogos, e incluso se explica el nombre de la serie. Esta manera de relatar la historia constituye un punto de inflexión en la realización de los propósitos de Nadia, pero también en el orden en que el espectador entiende la serie.

Muchos al verla nos sentimos superados por la poca linealidad que existe durante el transcurso de la narrativa, donde lo que al principio es entretenido se vuelve tedioso, pues constantemente hay un obstáculo que retrasa la respuesta a las preguntas de Nadia y posteriormente de Alan. En ese sentido, la narrativa se vuelve cansadora y ahí es donde uno duda, si continuar viéndola.

El personaje de Nadia va mutando con el paso de los capítulos hasta hacer un recorrido por su vida, sus errores y sus propósitos, lo que hace que su transformación sea cada vez más genuina y cercana con el espectador. A pesar de lo repetitiva que puede ser la serie, existe una analogía entre líneas que nos hace pensar que aquello que le ocurre a Nadia, es una especie de videojuego en la vida real, que la hace devolverse cada vez que ha dejado algo inconcluso.

Resulta que el argumento produce un poco de ansiedad en el espectador, puesto que la resolución a los problemas planteados parece nunca llegar, pero al mismo tiempo eso es lo que nos hace enamorarnos de Natasha Lyonne una y otra vez, esa mujer irreverente, poco prudente y desafiante ante todo aquello que se relaciona con el estereotipo de mujeres protagonistas que estamos acostumbrados a ver en la pantalla chica. Este personaje podría asimilarse a la vez que interpretó a Nicky Nichols en la serie de reclusas Orange is the new Black, por lo que también hay una intención constante por parte de la interpretación de Lyonne, de mostrar algo distinto. Russian doll relaciona el amor, la amistad y la complejidad de las relaciones interpersonales, donde aquello no resuelto en tu pasado, puede volver a acechar en un futuro.

Lo que nos queda para reflexionar es, si esta historia, ¿es realmente original en su argumento?; Amarla u odiarla: los invito a sacar sus propias conclusiones.

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