‘Submarine’: Una cinta con melancolía pura

Tal vez todas las personas en el mundo pasan por un momento en sus vidas en la que son unos románticos empedernidos, todo lo contemplan, todo lo ven un poco más allá de la individualización y consideran su existencia como una tuerca que hace parte de un todo, de una gran colectividad.

Luego viene la realidad, la gravedad que tira con fuerza para aterrizarnos en la tierra; solo los verdaderos románticos, enamorados de la vida, son capaces de sobrevivir a esa desgarradora verdad, solo los verdaderos románticos son capaces de seguir nadando en el aire.

Pero, ¿Qué es ser un romántico? Ante los ojos del mundo no parece ser nada, pero ante los ojos de su mundo parece ser todo, pues es la única forma de pasar de la sobrevivencia a la “vivencia” y por ello toda su vida un romántico adolece. Precisamente en esa etapa está Oliver Tate, protagonista de una de las historias más conmovedoras en los últimos años del cine inglés independiente.

‘Submarine’ (2010) del director Richard Ayoade, se presenta ante nosotros como el relato, en primera persona, de un enamorado de la vida que encuentra en una compañera de clase, Jordana,  el sabor agridulce del amor y su corto-punzante resultado.

La ambigüedad a la que se enfrenta Oliver, es la misma ambigüedad a la que nos enfrentamos diariamente ante la incertidumbre, cuando nuestras conjeturas nos ganan y creemos que el que está o la que está del otro lado está mejor que uno mismo, es sencillo, ¿Cómo podemos saberlo con certeza?

Es esa ignorancia es la que duele; cuando Oliver cree ver lo que vio toda su “estrategia” se cae a pedazos y su cerebro, que solo está respondiendo impulsivamente a su sentido de la vista, arma rompecabezas que lo lleva a tomar una acción por reacción debilitándose a sí mismo y permitiendo que la realidad que se ha contado a él lo derrumbe.

Está de más decir que técnicamente la película está muy bien hecha; la fotografía con predominancia en una paleta de colores fríos y la música de fondo con la voz del inigualable Alex Turner (vocalista de Artic Monkeys), estrechan el vínculo afectivo que el espectador puede llegar a crear con el personaje.

Y es que finalmente, en algún momento todos fuimos Oliver Tate, quizás no con el mismo ímpetu y pasión, pero ¿Quién no sintió  en su adolescencia la espina del amor? ¿Quién no llegó a sentir ese mismo afán por el matrimonio de sus padres? ¿Quién no soñó con ser alguien hecho de sus propias convicciones? Para la mayoría hoy solo queda melancolía, pues preguntémonos ¿Quién es hoy la persona que quería ser cuando era niño? O mejor aún, ¿Qué estamos haciendo para conseguirlo?

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