Happy Death Day: Una oda al cine, al terror y al Slasher

Como todo en la vida siempre hay cosas que serán de gustos más populares, y el cine no es la excepción. Quizás habrá fanáticos de directores, actores, películas, compositores, pero por sobre todo de los géneros que nos puede ofrecer el cine. Si miramos la cartelera fácilmente vemos como reinan las películas dramáticas, de acción, humor y de superhéroes, mientras que el terror, fantasía, cine arte o el romántico, si bien aparecen en cartelera, siempre lo hacen con poco material. Es así como reinan algunos géneros en lo que es el cine ya sea comercial o quizás no tanto, pero hay otros que siempre se dejan de lado.

Uno de estos géneros se ha catalogado dentro de las películas de terror, siendo que ya se levanta como uno propio. Pese a que las cintas que lo levantaron, ya son clásicos y hoy las cintas de aquel género que se estrenan en cartelera son principalmente remakes o secuelas, las cuales nunca pueden igualarse a la original. Aun así, cada cierto tiempo hay alguien que se atreve a revivirlo con una que otra cinta, ya sea de forma independiente o con un gran estudio detrás.

El género al que me refiero es el Slasher, aquel que muchos catalogan de terror, sin saber que siquiera la calificación de Slasher existe. Si revisamos fácilmente podemos encontrar cintas emblemáticas de distintas épocas. La Matanza de Texas (1974), Pesadilla en la calle Elm (1984), viernes 13 (1980), Halloween (1978) y Scream (1996), son parte de lo que nos ofrece este bello- y a ratos incomprendido, género-, en donde pese a su cuestionable calidad o muchas veces su categorización siempre logra sorprendernos entregándonos protagonistas y villanos que se han vuelto parte de la cultura pop como lo son Jason, Freddy Krueger o Leatherface.

Si bien este género ha tenido un zigzagueante andar, en donde cada tanto se levantaba con una nueva cinta o saga, esto ya sea en los 70, 80 o 90, pero llegado la época del 2000 las ideas quedaron ahí, estancadas, como si no hubiese más historias de asesinos que contar y en vez de eso los estudios terminaron por traer a de vuelta a los clásicos asesinos a punta de ramakes y secuelas, buscando enganchar con las nuevas generaciones. Lo anterior nunca prospero, se quedó ahí, en secuelas insufribles, pero que aun así suelen ser una buena opción para un sábado o domingo en la madrugada, en algún canal de cable o Netflix.

Si bien en esta época no ha llegado una película con esta temática que tenga la originalidad de esas viejas glorias, al menos ha habido un intento, quizás no tan bueno, posiblemente no destacó en los rankings y posiblemente los espectadores ni recuerdan haberla visto en cartelera. Se trata de Happy Death Day (2017), cinta dirigida por Christopher Landon y escrita por Scott Lobdell, en donde nos narran como una joven es asesinada y siempre vuelve a la vida repitiendo aquel día una y otra vez, maldición que sólo se romperá al momento de que logre atrapar a su asesino.

Todo parte el día de su cumpleaños donde Jessica Rothe en el papel de Tree, al momento de dirigirse a una fiesta es atacada por un misterioso sujeto, el cual ocultando su rostro bajo una perturbadora mascara la mata usando un cuchillo. Al despertar nuevamente, Tree observa que es el día de su cumpleaños otra vez y todo lo que ocurrió ese día se vuelve a repetir. Es a partir de aquello, que dicho día se repetirá una y otra vez, hasta que Tree logre dar aquel maníaco que una y otra vez la está asesinando.

Si bien el argumento central de la película se oye tonto y hasta ridículo, aun así, esta película se levanta, quizás no precisamente por aquel argumento, sino porque tanto el director como el guionista buscaron abrazar un género muchas veces olvidado como lo es el slasher en los últimos años.

De esta forma, Happy Death Day logra revivir el Slasher, gracias a sus características principales como lo son el asesino, los jóvenes protagonistas y lo sobre natural. Esta cinta, no sólo intenta dar vida a un género que en los últimos años sólo ha vivido y revivido por las secuelas o remakes a aquellas películas que lo instalaron como un género propio, sino que también busca entregarnos un producto que sea distinto a las típicas películas de terror adolescente que estamos acostumbrados a ver en cartelera.

Pese a que esta cinta no puede ser comparada con las clásicas del género -ya catalogadas como de culto-, logra transmitirnos algo de originalidad, combinada a su vez con amor hacia la cultura pop de los 80 y 90, pero por sobre todo logra mostrarnos el amor al cine que tienen su director y guionista, llenando la película no sólo con clichés bien utilizados de las películas de terror, sino que también con ciertos homenajes y guiños hacia distintas películas y directores, desde de Sixteen Candles (1984) de John Hughes hasta Vertigo (1958) de Hitchcock. Es entonces que todo aquello que transpira esta película es más que respetable y merecedora de ser vista al menos una vez cada tanto, tal cual como se pudiera ver Scream, Halloween o Viernes 13, ¿quién sabe que esta sea una de las ultimas cintas Slasher que el cine nos deje ver en pantalla grande? o ¿quizás sea una cinta inicial para un nuevo levantamiento del género?

Si bien actualmente cuando vemos películas de terror, estamos acostumbrados a la sorpresa, al demonio apareciendo de forma inesperada, con historias que nos las vendan como si hubiera algo real o casi de documental en ellas, mientras que por otro lado ya el cine de terror nos está acostumbrando a obras en donde el miedo se siente real, actual y casi como si un taladro nos perforara la cabeza en cada escena, como lo ha hecho por medio de cintas como; The Visit, Get Out, It Follows o The Witch, por lo mismo entonces, un cine tan chatarra, tan apestoso a cine B y con una historia que no se compara al terror contemporáneo, es que el trabajo de Happy Death Day logra destacar y así mismo logra hacerse un lugar , entre toda la belleza del terror que hoy en día podemos disfrutar.

https://www.youtube.com/watch?v=n4gaz7w1E5E

Por Ricardo Arriagada

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